Década tras década, el tenis tiene héroes y antihéroes, Goliats y Davids que, cual estrellas fugaces, aparecen y se marchan en el firmamento del deporte blanco.
Por cuestión de generaciones, aunque a veces me gusta pensar que es el destino, me ha tocado vivir la época de su Majestad, el Gran Roger. Hasta hace unos meses teníamos en la mente a un Roger derrotado por la agresividad del mallorquín más conocido del mundo: Rafael Nadal. Pero resulta innegable que Federer, cual reloj suizo, alcanzó la perfección para concretar la seguidilla de triunfos y récords que lo convierten en algo más que ‘un monstruo’ del deporte, en una leyenda viviente.
Superar a los míticos Björn Borg, John McEnroe, Andre Agassi y al hasta ahora más grande de todos los tiempos, Pete Sampras, resultaría una empresa de dimensiones titánicas para cualquier mortal. Pero los escogidos tienen el designio divino, un aura que los separa del común denominador.
La primera vez que el nombre del suizo acaparó titulares fue precisamente al destronar al entonces número uno del mundo y siete veces campeón de Wimbledon, Pete Sampras. Allá por el 2001, un joven y desconocido Roger le arrebató el trono al indiscutible rey del césped, y posiblemente fue la forma en que los dioses del tenis le entregaron la posta al nuevo rey.
Pasaron dos años para que el sueño de infancia de Roger se haga realidad: ganar su primer Mayor en Wimbledon. Un año después alcanzó la cima del circuito y logró que su reinado durara nada más y nada menos que 237 semanas consecutivas como número uno del mundo. Durante esos cuatro años, el suizo hizo y deshizo en el circuito. Llegó a acumular 12 títulos de Grand Slam y perdió sólo en dos finales ante su bestia negra: el Rafa.
Nadie dudaba que Roger fuera el más grande, pero ese último escollo en el que se convirtió Roland Garros, hacía dudar a los más escépticos sobre si merecía el título de “el mejor de la historia”.
Luego llegó la mononucleosis y por primera vez en tres años el suizo no llegó a la final de un Grand Slam, el Abierto de Australia del 2008. Ya en Roland Garros, Roger fue barrido por un Nadal infranqueable y finalmente llegó batacazo del año: perder en una cancha donde era más local que Murray, donde en los últimos cinco años creó a un monstruo casi invencible. Con la derrota ante Nadal, en el que para muchos fue el mejor partido de la historia, Federer sufrió un duro golpe, un estacazo del que varios creyeron que no se repondría.
Poco antes de terminar la temporada, Roger logró restablecerse y quedó a un Grand Slam de igualar el record de Sampras, con 14 torneos en su haber. En una aplastante victoria sobre el joven Murray, el suizo se quedó con el Abierto de Estados Unidos.
Empezando este año, la perfección suiza -que durante mucho tiempo nos hizo creer que su frialdad era de otro mundo- se hizo humana. La final del Abierto de Australia fue el escenario donde Roger podía convertirse en leyenda. Al frente tenía a Nadal. Volvió a perder. Esta vez su frustración salió a la luz. Era la postal de un niño herido, humillado. Sólo atinó a decir “esto me está matando” y luego rompió en llanto.
A ello le siguieron un par de derrotas desapercibidas en Hamburgo y Roma, pero una victoria sorprendente en Madrid le dio esperanzas para su participación en Roland Garros, torneo donde el indiscutible favorito sería Nadal. Con 31 victorias consecutivas, el español resultaba imparable. Pero esta vez el destino le tendió la mano a Roger: un sueco, Robin Soderling, vestido de héroe le arrebató el invicto a Rafa.
Inmediatamente, Federer se convirtió en el favorito a llevarse el trofeo. Todos querían que Roger gane. Para llegar a la final aún faltaban tres partidos.
En cuartos de final el suizo se encontró ante un sólido Tommy Haas, que lo llevó contra las cuerdas, lo puso dos sets abajo y 30-40 en el inicio del tercero. Pero como un grande de verdad, despertó de su letargo con un pass in shot de derecha con el que inició una remontada memorable. Este partido marcó el punto de quiebre para Federer.
Cada vez más cerca de hacer historia, Roger no sólo le ganó a Gael Monfils, sino que terminó de meterse al público al bolsillo. La final estaba a la vuelta de la esquina, en semis debía medirse contra un envalentado Juan Martín Del Potro, que con un drive demoledor tenía al suizo dos sets a uno. Sin embargo, Roger nunca dejó de creer que era posible y sacó el partido adelante. Con una celebración poco acostumbrada selló su pase a la gran final.
El domingo 7 de mayo quedará grabado en la historia del deporte como el día en que Roger Federer se hizo inmortal. Frente a él tenía a la sorpresa del campeonato, al verdugo de Nadal, como la prensa lo bautizó, a Robin Soderling. Con un récord de victorias de 9 a 0 a favor del suizo, éste se presentaba más favorito que nunca, favoritismo que ratificó con un aplastante primer set (6 a 1).
En el segundo set, las cosas estaban más parejas, pero Su Majestad sacó la casta de campeón y jugó el mejor tie break de su carrera, tal como lo admitió el propio Federer. Con un break en el primer game del tercer set, sólo era cuestión de tiempo para que Roger se lleve el partido.
Un error no forzado de Soderling hizo llorar al suizo, a miles de sus fans y a todos los asistentes en la Philippe Chartier. Esta vez eran lágrimas de felicidad, de sentir que por fin el mejor de todos los tiempos tocó el cielo con las manos. Roger no sólo lograba igualar a Sampras sino que conquistaba sus propios miedos, conquistaba Roland Garros.
Federer ha demostrado ser el jugador más completo en todas las superficies con un tenis técnico y muy vistoso. Su Majestad hizo que el mundo finalmente se rindiera ante sus pies. ¡Grande Roger!
"Elogio de la lectura y la ficción" - MVLL
Hace 13 años.
6 comentarios:
Muy buen artículo, su estilo juego de Federer y su sencillez en su manera de ser es lo que a llevado a Federer a convertirse en de los mejores tenistas y porque no decir el Mejor!!!
GRANDE FEDERER!!!
Ya.. solo porq ganó Federer. Ta bueno, ganó lo que merecía hace rato, ahora le falta unito más para tener el record no?
Los Lakers campeonaron!!!
Gracias por el apoyo muchachos.
Por cierto Diego, Los Lakers Rules!!!!
Obvio, que los Lakers rules!! ya vez q tienes buenos gustos.. jaja. No se si le cabran todos los anillos en los dedos a Phil!!
Dime si al menos no me merecía un gorrito o un polito...:(
Lo diré solo para q te sientas bien: "Eres el oráculo del tenis"...jajajaja
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